la ciudad creativa

Wednesday, February 14, 2007

demasiado tiempo

No he querido que pasara un mes desde la última entrada. Un poco menos. Algo simbólico. Que largo suena un mes!!. No he querido que pasara demasiado tiempo para escribir algunas pocas nuevas líneas para continuar construyendo esta ciudad creativa.

Y hoy es un buen día, valentines…!! je je

Siempre me ocurre. Pasa tanto tiempo, que no encuentras las palabras, no encuentras la manera, la postura o la costumbre de escribir, de retomar aquella conversación, de colocar esas fotos y esos papeles, de escribir aquella carta, enfrentarte a la pereza de lo incómodo.

Y no es olvido. Nunca lo es. Un poco de vergüenza. Es posponer la palabra adecuada, el gesto sencillo, la costumbre amiga.

Es el vértigo. Que el mundo pare. Va tan rápido el día, tan lleno que ya no sabes juntar más palabras. No caben. El día es fugaz. Me siento fugaz, eso sí, una estrella fugaz. Y las estrellas han olvidado las letras y no pueden escribir a veces.

No es olvido. Nunca lo es. En mi mente si caben todas las cosas. Las buenas. Las palabras, los nombres, tu nombre, las caras, los guiños. Los importantes. Nunca es olvido. Sólo me falta en ocasiones el gesto necesario.


No es olvido. Nunca lo es. Es la tranquilidad de ser tan dueña de tus palabras, de tus dedos que las hacen trazos, de tu tiempo contradictorio. La tranquilidad de no hacer nada, o de hacerlo, de no hablar a través de los hilos, de administrar el tiempo mientras lo pierdo. De escribir si quieres, o no.

En este tiempo sin escribir, me han pasado muchas cosas. Y menos mal… que me marchito. La sostenibilidad de mi vida se nutre de sensaciones, palabras, prisas y calma, caras, risas y llanto, días y noches, sentimientos. Vivir, en definitiva.

Tenía una casa. Hecha de sueños, de luz, de libros, de paredes blancas. Veía muchos tejados, personas. Tenía un gran refugio para mis zapatos azules, y verdes, y rojos… Una casa con cortinas rojas en la que encontrarnos y en la que escondernos, también.

Vino un viento sin avisar y se llevó la casita.

Y ahora tengo que desmontar mi castillo de lego.

Buscar otras paredes. Quizás blancas, o de colores. Subir otras escaleras, quizás menos. Mis zapatos azules podrán esperar.

Monday, January 15, 2007

20 horas en Roma

Sentarte y escuchar caer el agua de la Fontana di Trevi, en silencio…
Maravillarte con la iluminación del Coliseo
Imaginarte a Mussolini dar un discurso en la Piazza Venezzia
Degustar una capricciosa pizza italiana con mozzarela mientras un “cheposo” te toca la bandurria
Ver con tus propios ojos el Ara Pacis
Que te atraquen 4 euros por un capuchino en el Café di Petro
Decir due en vez de dos
Bromear con que Ratzinger Z te concede una visita en El Vaticano
Bordear el castillo San Angelo a la orilla del río Tíber
Posar junto a mil fuentes
Visitar el árbol y el Belén de Navidad en la plaza San Pedro un 14 de enero
Disfrutar de tu fantástico Bed and Brekfast 5 horas escasas por haber bebido 4 wiskhies más de la cuenta
Perderte por Roma mientras buscas el Trastévere
Encontrar una pirámide sin saber por qué
Comprarle 12 castañas crudas a un paquistaní por 4 euros
Pedir un deseo por cada uno de nosotros
Cenar el Vino della Casa...
Coger un autobús y no pagar el ticket porque el conductor sólo se dedica a conducir…
Hablar con italianos en inglés
Bailar en medio de la pista de un pub sin humo
Llegar a la cama y no oler a tabaco
Adentrarte en el increíble pero real mundo Dolce and Gabbana en su boutique y descubrir el auténtico pero fashion mundo gay
Desencantarte con las escaleras de la Piazza Spagna
Decir prego cuando quieres decir gracias
Maravillarte con las ruinas en el corazón de la ciudad
Huir de los moros que portan rosas
Aterrizar media hora antes de lo previsto y aguantar la sirena del piloto para “automotivarse”
Mirar embobada los exclusivos pero caros escaparates de la capital de la República italiana
Arramblar con el desayuno de tu Bed and Breakfast
Comer cuadrados de pizza a las 2 de la mañana mientras intentas llegar a Termini
Congelarte en el piso de arriba de un autobús turístico mientras observas, impresionada, el ambiente romano
Pedir mil deseos en la Fontana di Trevi para que luego venga un listo y se lleve las monedas lanzando una cuerda con imán al agua
Desear volver pronto y muchas horas más…
Descubrir que no podías haber ido con mejor compañía
R O M A

Monday, December 18, 2006

invierno
frío helador
en la cama parece haber pingüinos
hielo
el café como un témpano
en la calle, andar tan rápido me corta la piel
y la respiración.
Frío invierno

Te odio, frío.
Te odio, lunes.

Sunday, December 10, 2006

Te recuerdo Amanda

Te recuerdo, Amanda, la calle mojada,
corriendo a la fábrica donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo,

no importaba nada ibas a encontrarte con él.
Con él, con él, con él, con él.

Que partió a la sierra,que nunca hizo daño, que partió a la sierra,
y en cinco minutos quedó destrozado.
Suena la sirena, de vuelta al trabajo,
muchos no volvieron, tampoco Manuel.

Acaba de morir uno de los mayores asesinos de nuestra reciente historia.

Con él muere, definitivamente, una época en Chile, marcada por la violación sistemática de los derechos humanos, las torturas y las desapariciones.

Hoy me acuerdo de Víctor Jara y sus canciones comprometidas, y por supuesto de Salvador Allende y su defensa de La Moneda.

Ambos, igual que otros miles de inocentes fueron asesinados por orden del dictador.

Hoy Chile es un país nuevo al que Ricardo Lagos, antes, y Michelle Bachelet, ahora, están convirtiendo en moderno y habitable para todos, cerrando poco a poco las heridas de la dictadura.

Les deseo toda la suerte...

Larga muerte al tirano (los gusanos harán la justicia que no quisieron hacer los tribunales).

Leo Bassi vs revilla


Leo Bassi no conoce a revilla. Tampoco revilla a Leo Bassi. O eso dice.

En realidad eso daría igual, si no fuese porque el segundo ha querido utilizar al primero para hacer algo de lo que más le gusta: ponerse en ridículo.

Dice revilla que está agobiadísimo porque ha recibido 1500 cartas en su despacho pidiendo que prohiba la representación de "La Revelación" de Leo Bassi en Santander, que tendrá lugar el próximo Jueves, 14 de diciembre, en el salón de actos de la Facultad de Medicina (iba a ser en Tantín pero francisco rodríguez, el culto presidente de la Obra Social y Cultura de Caja Cantabria optó por quitarse el marrón de encima).

Me resultan tan impresentables los que escriben para que se prohiba una obra de teatro, como él que les responde que no tiene competencias para hacerlo (menos mal que no las tiene).

Se suma al equipo de los censores el Obispado de Santander, que lamenta que instituciones sostenidas por todos, también por contribuciones de fieles católicos (sic) sean las que promuevan este tipo de obras ofensivas.

Me imagino que, en este caso, la Universidad de Cantabria, metidos a decir chorradas, pueda argumentar que, para esta ocasión, ha dedicado fondos sólo de contribuyentes laicos, que también los hay, y cada vez más.

Al final, lo triste es que esta ciudad vuelve a ser noticia por carca.

El caso es que las entradas para el espectáculo se agotaron a los tres días de salir, y que la mayoría de la gente que habla de la obra, sobre todo para mal, (incluido revilla y el obispado) no la han visto.

Yo iré a verla, no sólo para hablar con conocimiento de causa, si no como ejercicio de autodefensa colectivo ante un sector de la sociedad santanderina, cántabra y española que quiere seguir viviendo en la caverna.

Larga vida a Leo Bassi!

Friday, December 08, 2006

Happy Birthday


¿Por qué conocer la ciudad cuando llueve…?

Porque la gente corre vulnerable y se agolpa en recovecos. Porque allí comparten sus preocupaciones, se miran como entendiendo todo lo que piensan, y, por un momento, se hacen más humanos. En dos metros cuadrados.

Porque desaparecen los colores y sólo quedan las formas. Porque todo es blanco y negro: gris. Porque sólo quedan los tamaños, los huecos, las curvas y las rectas.

Porque al final, ya no queda nadie por la calle. Y cuando dos personas se cruzan, se cruzan más que dos personas. Se enredan un par de vidas y cuesta desprenderse. Y nos queremos conocer…

Porque nos encogemos. Y metemos la cabeza entre los hombros. Y guiñamos nuestros ojos como para hacerlos más pequeños. Y andamos más deprisa, con pasos más cortos. Huyendo de la lluvia, de las calles vacías, y de los pensamientos, que es lo único que nos queda. Involucionamos... y renacemos.

Porque la masa de nubes nos aleja de los ojos de algún Dios, y nos obliga a mirar por nosotros mismos, siendo lo más curioso que, cuando más solos nos vemos, mucho más nos acercamos.

Tuesday, December 05, 2006

amigo eduardo


Estos días has vuelto a ser noticia, y otra vez sin querer.

Me ha alegrado oírte, nuevamente, tan sereno. Tan terriblemente sereno.

El día que intentaron matarte fue la primera vez que sentí miedo en mi vida.

No por mí, ni por nadie, si no miedo.

Sé que vas a continuar aportando toneladas de ética y dignidad, tan necesarias frente a esta horrible mediocridad política y mediática que nos asola.

Te seguiré escuchando, leyendo, mirando, te seguiré...

Pero lo que más me gusta es imaginarte con tu gente navegando por el Guadalquivir...

Espero que seas muy feliz siempre.

Un fuerte abrazo.

Sunday, December 03, 2006

El último diario

Madrugamos por última vez… por un lado, hay muchas ganas de llegar a Santiago y casi no podemos creerlo, pero por otro, el hecho de que termine esta ‘vida diferente’ da pena… y mucha…
La inexperiencia de caminar hacia Santiago en esta época del año nos juega una mala pasada. Cuando salimos a la calle y los mocos empiezan a caerse en estado sólido decidimos ir a desayunar al primer refugio que encontramos…un bar de gasolinera…
Por el simple hecho de llevar las voluminosas mochilas, que al final se hacen pesadas, y esas vieiras colgando de los arneses, notamos esa ligera sensación de peregrinos… que la gente nos trata y nos mira diferente, con respeto, con admiración, y también con incertidumbre… no se puede explicar. Y la pena vuelve a invadirte el cuerpo, quizá es nostalgia, quizá temor a no volver a vivir esta experiencia.
La etapa de hoy es dura. 40 kilómetros nos esperan hasta el final…
‘Buen camino’, y comenzamos a vislumbrar de nuevo el sendero de este grato recuerdo que nos conduce a “otro mundo”.
Los ‘Buen camino’ se multiplican, medias docenas de peregrinos aparecen poco a poco de la nada y nos vemos acompañados en nuestro caminar….
El sendero comienza a hacerse pesado… el sol pega mucho y siempre por la izquierda, hasta el punto de quemarse mi pómulo izquierdo y parecer que me han dado un puñetazo. Los tobillos de mi compañero protestan cada vez más y el hombre ya no sabe cómo aguantar. Así que optamos por distanciarnos un rato antes de que la ira no invada.
Toca el tramo por carretera, que tan poco gusta. Al adentrarnos en un pueblecito una anciana nos detiene con su acento “galleguiño” y nos indica con toda su buena voluntad el camino hacia O Cebreiro.
Mientras, un portugués se dirige a comprar un palo para la fatídica subida que le espera.
Comenzamos a notar la pequeña ascendente. Estamos en Vega de Valcarce, y ya son las 10:30 horas. Así que toca almorzar. “¿De qué quieren el bocadillo?- De lo que tengan”.
En mitad de nuestro almuerzo de bocadillo de tortilla francesa nos alcanzan más peregrinos. Al vernos en el bar se detienen y entran a tomar algo. Entonces comenzamos a charlar con ellos. Los dos chicos veinteañeros son de Madrid, pero a uno de ello le gusta el Athletic de Bilbao… siempre se empieza hablando de fútbol, o del camino. El cincuentón de bigote es de Jaén y vive en Barcelona, y el anciano de 70 es de León, pero tiene casa en Santander. El mundo es un pañuelo.
La pendiente ya se nota en exceso, dejamos de cantar, paramos a beber agua y nos remangamos la ropa antes de subir.
Desfallecidos llegamos a la cafetería de Labacolla. Se respira “el olor a santo”, a pesar de la incesante lluvia. Cada vez más cerca del Monte do Gozo.
Calados hasta los huesos, ya podemos ver Santiago. La catedral debería apreciarse también, pero la niebla lo hace imposible. Nos la imaginamos.
Y a la hora de comer, pisamos la ciudad...